lunes, 22 de junio de 2009

Acuérdate de mí cuando te acuerdes de Madrid.

Sé encontrarme en las calles más perdidas de Madrid,
y tú mientras tanto me susurrabas: A mí me gusta encontrarme contigo.
Sucede que si lo haces tendrás que ser en Domingo,
ya sabes, para enamorarnos.
De nosotros, del día, odetodoalavez.

Me decías que lo ideal de por las mañanas sería escuchar Ismael Serrano.
Ismael Serrano y el vuelo de mi falda.
Será que tú aún no sabes que lo ideal sería el vuelo de mi falda rodeando tus piernas.
Eso sí que sería un poema. De esos que se escriben en cualquierparte cuando uno se acuerda de alguien.

Te contaré las cosas como cuando me haces el amor,
Es que ¿sabes? a veces se me ocurre algo que decirte. A veces, y no tengo cómo, y me gusta.
Por ejemplo, que ahora somos más bonitos,
con más historias y ganas de todo.

Claro, es que yo te conocía de antes. Mucho antes.
Fue un verano. Vivíamos casi al lado. Yo al norte, y tú casidelomismo. Pero casi.
Luego llegó el invierno. Claro, que por aquel entonces yo ya no vivía en el norte, pero la playa estaba bonita en invierno para conocerte. Vino la primavera, y nos comió los caracoles. Ahí supe con certeza que eras más bonito de lo que creí que eras.
Ahora sólo nos falta el otoño, querido.


Nos vemos en otoño.
En una tetería, arriba del todo.
Con Jazz y rodeados de libros.
Seremos Alicia en el país de las Maravillas, cambiándolo un poco.
Yo el conejo blanco,
tú el gato risón. Nopodíasserotro.


No. Mejor aún, acuérdate de Madrid cuando te acuerdes de mí.

2 comentarios:

  1. Víveme a mí cuando te acuerdes de Madrid. O acuérdate de Madrid cuando me vivas. Pero, sobre todo, vive, víveme, vivámonos. Los recuerdos importan poco; la vida, todo.

    ResponderEliminar
  2. Su.bli.me.
    Y yo que pensé que había historias que no podías superar, llegas tu y me demuestras lo equivocado que estoy...

    ResponderEliminar